Una paciente testigo de Jehová recibió un doble transplante en la Fundación Favaloro. Para ello hubo que extremar medidas relacionadas con la conservación de sangre ante la necesidad de una transfusión. Como se sabe, los fieles a esta religión no aceptan sangre de otra persona.
La medicina a veces debe someterse a situaciones externas a lo que ya de por sí es un problema, como una cirugía de alto riesgo. Es el caso de una paciente testigo de Jehová que, como es norma en esa religión, no acepta recibir transfusiones de sangre. Por eso, ante la necesidad de recibir un transplante de páncreas y de riñón, la mujer fue sometida a una serie de situaciones por las cuales se garantizó que, de ser transfundida, recibiría sangre propia. El cirujano Pablo Raffaele, de la Fundación Favaloro, explicó el procedimiento.
N&P:- ¿Es la primera vez que se utiliza esta técnica en la Argentina?
P.R.:- En realidad no es una técnica novedosa, si no que se extremaron medidas que ya se conocen en la medicina para ahorrar la necesidad de transfusiones. En el caso de realizar lo que se llaman las autotransfusiones, por un lado hay una preparación preoperatoria que significa llevar a los pacientes a tener una cantidad de glóbulos rojos bien alta, por el caso de que durante la cirugía haya una pérdida y que esa pérdida no represente para el paciente una necesidad de transfusión. Eso se logra con un tratamiento con un producto que se llama eritropoyetina, que es lo que habitualmente producen nuestros riñones para fabricar glóbulos rojos, y que en los casos de insuficiencia renal está disminuido. Lo que se hace es darle altas dosis de eritropoyetina al paciente antes de la cirugía, para que sus glóbulos rojos estén bien altos.
N&P:- Siendo la paciente Testigo de Jehová, ¿tomaron otros recaudos?
P.R.:- Por otro lado lo que se hace también es, antes de la cirugía, sacarle al paciente su propia sangre y guardarla, seguir produciendo glóbulos rojos antes de la cirugía para que en el caso de que haya que transfundir, se transfunda sangre del propio paciente. Entonces, esta situación de no recibir sangre de otra persona se puede cumplir y también se realiza la transfusión. Después, durante el acto operatorio, la técnica muy minuciosa de los cirujanos es ligar absolutamente todos los vasos, estar muy atentos a lo que se llama la hemostasia intraoperatoria, es decir no dejar ningún vasito que sangre, extremar los cuidados. Y el otro punto que se realiza dentro del acto operatorio y que se realiza en cualquier otra cirugía que uno lo quiera hacer es lo que se llama la recuperación del sangrado intraoperatorio.
N&P:- ¿De qué se trata?
P.R.:- Durante la operación, uno de los ayudantes del cirujano tiene un aspirador que va aspirando el eventual sangrado que se va produciendo para que el campo operatorio esté siempre visible para el cirujano. Esa sangre habitualmente se descarta, pero hay un sistema que hace que el aspirador la lleve a un equipo que la prepara para reinfundirla en el caso de necesidad. Así que lo que hicimos, en el caso de esta paciente, fue extremar las medidas preoperatorias, llevar un hematocrito alto, tomarle sangre antes de la cirugía para tener en el caso de que fueran necesarias autotransfusiones. La paciente se está yendo con una función normal y sin insulina, así que eso es bueno.
Operación
N&P:- Cuándo se trata de intervenir dos órganos, ¿se realizan las dos operaciones al mismo tiempo?
P.R.:- Es consecutivo el acto operatorio. Habitualmente se hace uno de los órganos primero, y después el otro. En general se hace primero el páncreas, porque es el que tolera menos la isquemia, es decir el tiempo en que el órgano está desconectado del sistema circulatorio del donante y todavía no se conectó al sistema circulatorio del receptor. Entonces, ese período de tiempo en donde el órgano sufre, que es un período sin circulación -y por eso se llama isquemia fría, porque el órgano está en el hielo-, tiene que ser lo más corto posible. Porque mientras más dure esa isquemia, más sufren los órganos y después la recuperación postoperatoria es más complicada.
N&P:- ¿Y en este caso qué se hizo primero?
P.R.:- Como dije, habitualmente se hace primero el páncreas, y una vez terminada la cirugía del injerto del páncreas, el equipo renal empieza su trabajo. Hay algunas situaciones que se empiezan primero porque se hace lo que se llama cirugía de banco, es decir la cirugía de preparación del órgano que hace que empiece uno antes que el otro. En este caso fue primero el páncreas e inmediatamente después el riñón, ambos del mismo donante. Así que fue una sola cirugía con dos etapas.
N&P:- ¿Cuántas horas dura una tarea de este tipo?
P.R.:- Una cirugía de transplante renal son dos horas y la cirugía de transplante pancreático son entre cuatro y seis horas. Depende mucho de las características del receptor. Hay receptores que tienen abdómenes de fácil acceso y por lo tanto son fáciles y los cirujanos pueden trabajar rápidamente, y otros que requieren más laboriosidad, pero la media pueden ser alrededor de seis horas puras. A veces hay mucho más tiempo en quirófano porque hay que hacer pequeñas correcciones quirúrgicas a los órganos que uno va a implantar, por lo que estamos en el quirófano como diez horas.
N&P:- ¿Se han presentado novedades en la operación a pacientes que tienen diabetes?
P.R.:- Sí, en pacientes que su diabetes ha sido una diabetes de muchos años de duración, que requería insulina, pero no era la clásica diabetes juvenil tipo 1, que es la que siempre es pasible de este tipo de transplantes. Y a pesar de los problemas de este grupo, que no son adultos pero tienen muchos años de diabetes y muchos años de insulina, que antes no se les ponía un páncreas. Y ahora, en algunos casos muy especiales, se les puede poner y resolver la diabetes.
Fuente: Noticias y protagonistas
Información importada de Anateocratic
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